¡Empecemos con el Barrio Granada 24 horas!

Tras el éxodo empresarial que afectó a Cali, la ciudad desarrolló su economía alrededor de los servicios. Fue un avance importante, que permitió el crecimiento de varios sectores durante la anterior década, hasta la llegada de la pandemia.

Nuestra reactivación económica debe aprovechar el potencial que ya habíamos visto, y transformar la generación de empleo e ingresos de aquí en adelante. Cali debe transformarse en una ciudad 24 horas, y este no es un cambio que deba tomarse a la ligera. Por eso propongo que usemos el barrio Granada como un programa piloto, del cual podemos partir y crecer.

Una ciudad de 24 horas mantiene activos los sistemas de transporte, como en Nueva York donde el metro nunca cierra, o Montreal, donde hay lineas de buses hasta el amanecer. En Berlín, Madrid y Moscú son comunes los gimnasios, bares y museos abiertos todo el tiempo. Son prácticas que cobran sentido a medida que desde las ciudades se prestan servicios en todos los husos horarios, para todo el mundo.

¿Por qué Granada? Antes de la pandemia había más de 105 restaurantes en el barrio, de acuerdo con ACODRES, convirtiéndose en nuestra segunda zona gastronómica más importante, y sólo los restaurantes de Granada son el 67 por ciento de establecimientos gastronómicos de Cali. Aparte de eso, entre 2010 y 2017 hubo una renovación importante del espacio público que, con un costo de 24 mil millones de pesos, embelleció e iluminó una de los barrios tradicionales con más vida de la ciudad.

El sector gastronómico es importantísimo para todo Cali. Antes de la pandemia aportaba 93 mil empleos y hoy son 16 mil, pero su éxito apalancará la productividad del comercio, entretenimiento y demás establecimientos. Primero en Granada, luego en los demás sectores. Además, acogiéndonos al consejo del exalcalde nocturno de Ámsterdam, Mirik Milan, concentraríamos nuestros esfuerzos en una sola zona, para medir cuidadosamente el impacto y desarrollar el marco operativo que mejor funcione para otras partes de la ciudad.

Anticipémonos a la revolución venidera, pero garantizando la seguridad de las personas. Un factor fundamental será la presencia de la policía turística. Lamentablemente, Cali solo cuenta con 20 efectivos, pero para una iniciativa de este tamaño deberá haber más, que también hagan presencia permanente. No podemos permitir que la delincuencia frustre el nuevo aire que debemos darle a la ciudad.

Otro factor relevante será el flujo del transporte y debemos contar con el acompañamiento de este gremio, ofreciendo los mejores estándares. Con un nivel digno y merecido de seguridad podremos peatonalizar calles y establecer zonas WIFI gratuitas donde no de miedo sacar el celular o el computador para trabajar.

La cultura fiestera de la ciudad cambiará positivamente. No solo se le darán licencias a los lugares que cumplan con todas las condiciones para evitar tragedias, sino que las aglomeraciones con los cierres de las discotecas y las denuncias por ruido en los vecindarios residenciales ya no tendrán sentido.

Construyamos a partir del legado de Cali como ciudad de buena vida y fiesta alegre. Si la vida nocturna de nuestra ciudad ha sido uno de sus mayores atractivos por décadas, es apenas obvio que garanticemos una experiencia segura y total, digna de los grandes que le dieron brillo. Aprovechemos para transformar y crecer. Este es un esfuerzo que nos debemos.

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