La llegada de la cumbre climática COP 16 pone a Cali en un momento interesante, en el que su biodiversidad es percibida como atractivo en medio de las discusiones que buscan salvar al planeta del cambio climático.
Entre dos cordilleras, siete ríos, más de 450 especies de orquídeas y 563 tipos de aves, por mencionar solo algunas cifras, la ciudad tiene un patrimonio ecológico significativo, que ha visto crecimiento durante las últimas décadas, y que también ha avanzado en la conservación de las áreas rurales.
En el núcleo urbano debemos acompañar esta transformación, para reflejar visiblemente el compromiso con la agenda medioambiental, pero a la vez para nutrir la imagen de nuestra ciudad de una manera duradera, con una apuesta ecológica, y hacerla parte de la vida cotidiana, para que deje de ser una aspiración y se convierta en realidad.
La construcción de jardines verticales, posible en hogares con algo de espacio, debería caracterizar a Cali. Espacios para la independencia alimentaria y el intercambio de alimentos, aprovechando el privilegio del clima templado, junto a cultivos hidropónicos y demás posibilidades. Reflejemos de manera visible el compromiso que cada hogar tiene con la sostenibilidad.
Cali reúne todo para entrar al mercado de los bonos de carbono, y aprovechar los beneficios económicos y ambientales que traen consigo. Los bonos son instrumentos financieros que permiten a países, empresas e incluso a ciudades compensar sus emisiones de carbono invirtiendo en proyectos que reducen las emisiones de gas de efecto invernadero.
Hablamos de proyectos de reforestación, de conservación de ecosistemas y desarrollo de energías renovables, todo esto puede generar créditos de carbono que serían valorados en el mercado internacional.
Sería ideal recibir dinero internacional para hacer una ciudad más verde, cada vez más ecológica, y que procese cada vez más emisiones en beneficio de la región y del planeta.
Cali tiene el patrimonio ecológico necesario para posicionarse como líder de la economía verde y sostenible. No solo estaríamos asegurando un futuro próspero para la ciudad, sino para las generaciones venideras, además de un ejemplo para que otras ciudades del país apuesten por la conservación del medio ambiente.